Jimmy Butler protagonizó un partido en las Finales que no se veía desde los tiempos de Michael Jordan. Han pasado casi 25 años desde que ‘Air’ eclipsaba a todos con sus actuaciones camino del anillo y Butler estuvo a esa altura en el tercer partido de las Finales que los Heat ganaron, 115-104, a los Lakers.
Es posible que los Lakers ganen el campeonato, pero en la retina va a quedar para siempre una de las mejores actuaciones individuales en la historia de las Finales. Butler completó un triple-doble descomunal: 40 puntos, 11 rebotes y 13 asistencias, el tercero con 40 puntos en toda la historia. Pero su actuación fue mucho más que esos números, al alcance de muy pocos.
Si los Lakers creen en la magia de Kobe, los Heat se pusieron en manos de Butler. Es como si el equipo actuara según los impulsos de su estrella (megaestrella en ese tercer partido). Los Olynyk, Herro, Crowder y Robinson motivados por el titánico esfuerzo de Jimmy Bucket empezaron a aparecer en el partido. Butler les pedía reponsabilidad y compromiso con su juego y ellos le respondían.
Los Lakers van a tener que reflexionar sobre el partido para no cometer los mismos errores en el cuarto. No hubo ayudas en la defensa a Butler al final, no se taparon las vías de pase, no se llegaba a los tiros. Y en ataque: precipitación. Incluso de un LeBron James que mostró una poco habitual cara fallona en los momentos decisivos. Tres pérdidas suyas (por pasos y dos malos pases), marcaron el final del partido para los Lakers y les condenaron.
LeBron, en proyección de triple-doble todo el partido, se quedó cerca: 25+10+8. Durante mucho tiempo despejó las dudas sobre el MVP porque Anthony Davis estuvo escondido casi todo el choque. ‘La Ceja’ acabó con 15 puntos y tan sólo 9 tiros de campo. Un bagaje muy escaso para una estrella como él. Los Lakers necesitan más de Davis en futuras citas.
Sin Davis, los Lakers, que salvo al principio, que llegaron a ganar por 10, fueron a remolque casi todo el partido, vieron como Morris (19) y Kuzma (19), dieron un paso adelante. Entre ellos y Rondo hicieron de la segunda unidad la primera opción en ataque.
Pero Butler, con su actuación, había insuflado ya una dosis de ese material que sólo los héroes producen: fe ciega. Olynyk, brutal con 3 de 5 en triples y 17 puntos, Herro, sensacional al final, también con 17 puntos, Robinson con 13 o Crowder con 12 ya habían encontrado la mejor versión de sí mismos. Los Heat acabaron ganando con holgura impulsados por un Butler que se había colocado a la altura de los más grandes, incluso de Jordan, para forzar al menos un quinto partido. Y dejar, de paso, un partido para la leyenda.