El doctor Linfa Wang, uno de los principales expertos del mundo en virus emergentes, se encontraba de casualidad en enero en la ciudad china de Wuhan, lugar donde comenzó la actual pandemia por COVID-19 que dejó ya más de 34 millones de infectados y 1 millón de muertos. El biólogo estaba visitando a colaboradores en el Instituto de Virología de Wuhan (WIV) justo cuando el SARS-CoV-2 comenzaba a extenderse de la ciudad al resto del mundo.
Después de varios día de trabajo con los científicos del lugar y de compartir cenas con ellos, fue recién el 18 de enero que se dio cuenta de la gravedad de la situación. En el aeropuerto, el personal revisó su temperatura tres veces antes de que pudiera abordar su vuelo de regreso a Singapur. Cinco días después, Wuhan, una ciudad de 11 millones de habitantes, fue cerrada. Además, Wang se enteró más tarde de que una mujer que iba en su avión era portadora del virus. Pero él, afortunadamente, no estaba infectado.
Wang, que dirige el Programa de Enfermedades Infecciosas Emergentes de la Facultad de Medicina de Duke-NUS en Singapur, se puso a trabajar de inmediato en el desarrollo de un nuevo ensayo para detectar anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en muestras de sangre, que es una indicación de infección previa, según da a conocer la prestigiosa revista Science. Esta herramienta podría ayudar a desenredar cómo comenzó la pandemia hasta llegar a su origen. Hasta ahora, la evidencia es que el virus se originó en los murciélagos, animales que Wang ha argumentado durante mucho tiempo que son especialmente adecuados para albergar virus que representan un peligro para los humanos. Ahora, espera que su ensayo pueda ayudar a rastrear el camino del virus hasta los humanos y determinar cuándo y dónde se desbordó por primera vez.