Cuando nació Valentín Barco, el 23 de julio de 2004, Boca era el mejor equipo del mundo, campeón en Japón ganándole al Milan de un tal Carlo Ancelotti. Hoy, a ese chico de 18 años le tocó entrar a esta versión de Boca 2023 apagado, sin reacción, capaz de perder cuatro veces seguidas en la Bombonera si no fuera por la zurda de Advíncula pero especialmente por la de Barco.

El pibe la pidió más que los grandes; puso más fuerte también. Y se animó a patear tiros libres. Desde uno de los puestos menos vistosos a la hora de los chiches, jugó de 3, pero también fue enganche y extremo. De sus arranques nacieron los mejores ataques y en uno de ellos vino ese centro-pase preciso para la cabeza de Varela, que revivió a todo Boca, cuando se jugaban 99 minutos del partido ante el Deportivo Pereira.

Tras aquel debut forzado de pibes en 2021 por pandemia, “el Colo” estuvo casi dos años sin jugar, vaya uno a saber por qué. Sobran los ejemplos de jugadores que deslumbran a esa edad, aunque pocos en esa posición, es cierto. La aparición de Barco se termina dando en el momento justo: cuando Boca más lo necesitaba.

Es un chico y tendrá que pulir muchas cosas, especialmente en defensa. Para adelante parece tener todo claro. Y ante el Pereira demostró tener ese fuego sagrado que se les exige a los jugadores de fútbol, no solo de Boca.

No es casual que cuando el árbitro pitó el final y la victoria de Boca 2-1, Barquito apenas apretó el puño y suspiró aliviado. La victoria fue valiosa y puede servir de envión anímico pero sabe que para él esto recién comienza.

By Matias

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *