Lo que empezó como un simple rumor durante el Mundial de Qatar 2022, ahora está cada vez más cerca de hacerse realidad: Cristiano Ronaldo arribó hoy a Riad para firmar un multi-millonario contrato con el Al Nassr, donde jugará hasta 2025 tras haberse desvinculado del Manchester United.
El propio futbolista no quiso que esta negociación avance cuando salió a la luz el pasado 23 de noviembre, dado que se encontraba enfocado en disputar la Copa del Mundo con la Selección de Portugal, pero ahora puso primera y, según informa la prensa española, el representante del crack portugués llegó a un acuerdo para que CR7 juegue en Arabia Saudita.
Si bien inicialmente trascendió que la llegada de Cristiano era a cambio de 200 millones de euros por temporada, ahora los dirigentes del club árabe hicieron trascender que “la cifra será sensiblemente inferior”.
El máximo goleador en la historia del fútbol (819 y contando), además de máximo artillero y multicampeón con el Real Madrid, cumplirá 38 años en febrero y está en el ocaso de su carrera. Enemistado con Erik Ten Hag primero y con Fernando Santos después, terminó sin continuidad en el Manchester United y no fue titular en los partidos importante de la selección portuguesa en el Mundial.
Se estima que jugará en Arabia Saudita hasta su retiro, en 2025, y luego quedará como embajador de la candidatura del país árabe junto a Egipto y Grecia para la organización del Mundial 2030. Competirán con la postulación de UEFA (España-Portugal-Ucrania) y CONMEBOL (Argentina-Uruguay-Paraguay-Chile).
La decisión de Arabia Saudita de ir por el Mundial 2030 tiene que ver con el llamado “soft power”, la lógica de integración cultural que utilizan algunos países de Medio Oriente para mejorar su reputación en lo que es la visión del Mundo Occidental. El fenómeno fue considerado como un éxito en la experiencia de Qatar, más allá de todos los cuestionamientos que se hicieron públicos antes, durante y después del Mundial que coronó a la Selección Argentina.
La designación del país saudí como sede permitiría la rehabilitación política del príncipe heredero Mohamed bin Salman y forma parte del plan de reforma socioeconómica “Visión 2030”, lanzado en 2016 y que supuestamente prepara para la era post-petróleo.