El JP Morgan resaltó en su último informe que la reciente colocación de USD 1.000 millones en un bono en pesos que fue suscripto en dólares por inversores del exterior “refleja un sólido interés subyacente por parte de inversores internacionales en volver a participar en los mercados locales de la Argentina”. El Citi destacó la necesidad de que el riesgo país caiga a 550 puntos básicos, unos 100 puntos menos desde los 650 puntos básicos actuales, para dar el siguiente paso: emitir deuda en dólares en el mercado internacional.

Los dos gigantes de Wall Street reconocieron que la emisión del Bonte de la semana pasada es un paso importante para el Gobierno de Javier Milei, aunque la tasa de interés alta respecto a la que se paga en otros mercados y la opción de rescate previa al período electoral de 2027 muestran que aún hay desconfianza en un país con sucesivos defaults. La mirada de ambos bancos sobre el rumbo del Gobierno de Javier Milei sigue siendo positiva.

En su análisis, el JP Morgan detalló que la colocación en pesos con suscripción en dólares ofreció una alternativa atractiva a grandes fondos del exterior, ya que evitó el bloqueo tradicional de 180 días para acceder al mercado oficial de cambios y simplificó el proceso de entrada al país. Este instrumento, denominado en pesos pero suscripto en moneda extranjera, permitió al Gobierno acumular reservas sin presionar el mercado oficial de divisas, redujo el riesgo de refinanciación y amplió la curva de rendimientos local.

El bono se estructuró a cinco años, con vencimiento el 30 de mayo de 2030, y una tasa fija de 29,5% anual, pagadera en pesos. Incluyó una cláusula put que habilita a los inversores a solicitar el rescate total o parcial del capital dentro de dos años. Según Invecq, esta cláusula representó “una zanahoria para que los inversores que quieran puedan salir antes”. Además, el informe explicó que la tasa se ubicó por encima de los rendimientos del mercado secundario como forma de asegurar la participación extranjera.

Econviews, la consultora dirigida por el ex secretario de Finanzas Miguel Kiguel, también analizó el contexto de esta operación. En su editorial, indicó que el Tesoro consiguió dólares emitiendo un bono en pesos suscripto en dólares, lo cual calificó como “una jugada buena”, ya que se acercó a la meta de acumulación de reservas pactada con el FMI sin comprometer reservas del BCRA.

El informe remarcó que se recibieron ofertas por USD 1.700 millones, lo que representó un fuerte apetito por instrumentos locales. “Sirvió para testear el apetito externo por Argentina y también marcó la vuelta del financiamiento externo”

Citi, por su parte, explicó que mantiene una posición “overweight” (OW) en los tramos cortos de tasas argentinas en su cartera de bonos emergentes y que también continúa OW en crédito argentino. Recomendó a los inversores “perseguir el rally”, al advertir que suele haber un retraso de uno o dos meses entre la caída del riesgo país y una suba significativa en la renta variable.

Invecq también subrayó que esta fue la primera colocación de deuda internacional desde mayo de 2018, cuando el Gobierno reabrió el bono T026. La consultora comparó ambas operaciones: en 2018 se colocó un bono a 10 años con tasa del 15,5% mientras que en 2025 el Bonte se estructuró a 5 años con una tasa del 29,5%.

El informe de Invecq también destacó que la diferencia de tasas se explica por un contexto financiero y económico distinto. En octubre de 2016, la tasa libre de riesgo de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años era de 1,8%, mientras que hoy es de 4,5%. El riesgo país se ubicaba en 466 puntos básicos, muy por debajo de los 663 actuales. Además, las expectativas de inflación también son más altas: 26,3% frente a 19,4% en 2016, según el REM del BCRA.

El JP Morgan sostuvo que la estructura del bono ofrece beneficios adicionales, como el incentivo para que los grandes fondos internacionales eviten el uso del mercado paralelo o el “contado con liqui”. Además, al permitir la suscripción en dólares y remover el período de lock-up, se volvió más accesible para fondos con gran volumen de capital.

Otra ventaja que señaló el banco es que la operación contribuyó al desarrollo de la curva de rendimientos locales, extendiendo su duración, ya que el instrumento a tasa fija más largo hasta ahora era el Boncap con vencimiento en enero de 2027.

Econviews también aclaró que, aunque la operación generó ingresos frescos en dólares, estos no podrán computarse por el momento para alcanzar la meta de reservas netas con el FMI, ya que fueron colocados con privados del exterior. El organismo exige que se sumen USD 4.700 millones en reservas netas hasta el 13 de junio.

“Más allá de la polémica por las metas de reservas y la compra de dólares, Argentina tiene vencimientos en moneda extranjera por casi USD 8,600 millones en lo que queda del año. Con esta nueva colocación, el Tesoro ya sumó unos US$ 4,000 millones y tiene cubierto prácticamente el pago de julio. El resto de los vencimientos son principalmente con multilaterales y el FMI, pero en enero de 2026 vuelven a caer vencimientos de bonos, y ahí habrá que juntar dólares otra vez”, apuntó la consultora.

Desde Econviews señalaron que lo más importante de esta operación fue su rol como puerta de entrada al financiamiento internacional. Si bien no fue una típica emisión de deuda en dólares, por su estructura puede abrir el camino para futuras colocaciones más clásicas. Subrayaron que el acceso a los mercados no necesariamente implica tasas bajas de entrada, pero puede permitir ir reduciendo el costo a medida que se consolida la estabilidad.

Tanto JP Morgan como Econviews enfatizaron la importancia de que el Banco Central logre acumular reservas. De no hacerlo, explicaron, se mantendría alto el riesgo país, lo que encarece el financiamiento externo. Señalaron que, si bien es posible cumplir con los compromisos financieros mediante equilibrio fiscal, depender de flujos externos no resulta una estrategia sostenible.

El análisis de JP Morgan concluyó que el valor de la opción a cinco años del Bonte podría crecer en un escenario de progreso desinflacionario, lo que convertiría al instrumento en una herramienta útil para extender la duración de los portafolios sin aumentar demasiado el riesgo.

By Marcelo

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