El gobierno nacional promulgó recientemente la nueva Ley de Alquileres que fue aprobada por el Congreso el martes de la semana pasada. Entre las innovaciones más relevantes, se establece que los montos deben expresarse en pesos y no en dólares como se intentaba aplicar sobre todo en las zonas turísticas, y que las actualizaciones deberán realizarse cada seis meses sobre la base del coeficiente Casa Propia, que es empleado por el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat.
En el mercado regional, los cambios introducidos generaron opiniones poco favorables. “La sociedad esperaba más de esta ley. Pero si bien me parece correcta, ha sido muy pobre en muchos aspectos”, advirtió Fernando Meléndez, presidente del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de Río Negro.
El dirigente expresó que ahora hay que esperar su aplicación y el impacto que tendrá tanto entre propietarios como entre inquilinos. Pero enfatizó que, si bien jurídicamente puede quedar cubierta, no se ataca el problema económico que complica el escenario, que lo ubica en la poca construcción de viviendas, lo que incrementa la demanda de alquileres, achata la oferta y a su vez arrastra el aumento de precios.
“El problema es que se necesita una reforma impositiva para que pueda construir la gente, porque nadie mueve un dedo, no se está construyendo. Entonces hay que buscar incentivar la construcción. Ahí es donde se va a generar vivienda y van a bajar los alquileres. Si no, esto cada vez sube más, se cobra más y no tenemos una solución”, expresó el profesional.
Sostuvo que se advirtió una señal alentadora con la quita de presión impositiva a los monotributistas. Pero aclaró que tampoco es una medida contundente. “Le da un aire al monotributista, pero igual no alcanza”, expresó.