Algunos evaluaron su designación como una decisión demasiado riesgosa de la nueva Comisión Directiva. Otros recordaron con un dejo de alegría y añoranza su primer paso por el club. No faltaron quienes debieron buscar su nombre en Google para saber quién era. A todos ellos deberá demostrarles Leandro Stillitano que está capacitado para dirigir a Independiente, un club en el que todavía se repite como un mantra aquello del paladar negro, un concepto cada vez más vaporoso en un tiempo en que, para muchos, ganar no es lo primero, sino lo único.
“Este club exige que se juegue bien, pero siempre teniendo en cuenta el himno de esta institución: pierna fuerte y templada. Mi objetivo es que el hincha se sienta identificado con el equipo, ese es el primer paso para lograr un cimiento fuerte”, explicó el DT cuando fue presentado en el Libertadores de América hace un mes y medio. La idea original había sido que ese día, junto al presidente Fabián Doman, estuviera Gustavo Quinteros, el entrenador elegido inicialmente por la Comisión Directiva. Pero esa silla terminó siendo ocupada por el hasta entonces ayudante del conductor del Colo-Colo chileno.
Más allá de la sorpresa de algunos, el vínculo de Stillitano con Independiente no es nuevo. No solo porque nació en Avellaneda hace 39 años (cumplirá 40 el 6 de febrero) y vivió a siete cuadras del estadio, ni porque en las divisiones inferiores del club jugó su padre en la década de 1970 (“él me contaba lo que era Independiente y todos los jugadores que habían hecho grande a la institución”, reveló). También porque en el Rojo trabajó durante dos años y medio y fue parte del cuerpo técnico que obtuvo los últimos dos títulos oficiales: la Copa Sudamericana 2017 y la Suruga Bank 2018.
Aquel primer paso, desde diciembre de 2016 hasta el 30 de mayo de 2019, fue como ayudante de campo (y también como entrenador de la Reserva durante un semestre) y de la mano de Ariel Holan. Al hombre que llegó al fútbol luego de una larga trayectoria en el hockey lo había conocido en 2014 y también lo había acompañado cuando condujo a la Reserva de Banfield y en su primera experiencia en solitario, en Defensa y Justicia, entre junio de 2015 y noviembre de 2016.
“Profundamente orgulloso me siento tras estos dos años y medio de trabajar en una institución tan prestigiosa. Me queda para siempre el haber disfrutado cada entrenamiento, cada título, disfrutar de las famosas y místicas noches de copa y la estrofa de una canción que será eterna: ‘Jugar en Japón, copar el Maracaná’”, escribió Stillitano en su cuenta de Instagram tras el cierre de aquel ciclo que empezó mucho mejor de lo que terminó, con discusiones poco soterradas de Holan con algunos integrantes del plantel y también con su preparador físico, Alejandro Kohan.
Bastante antes de aquellas experiencias, Stillitano había tenido una corta carrera como jugador. Se formó en las divisiones inferiores de Tristán Suárez, quedó libre antes de firmar su primer contrato profesional, pasó a Lugano, donde jugó más de un centenar de partidos como lateral o mediocampista por la izquierda, y luego se desempeñó en Dock Sud en la temporada 2008/09 antes de colgar los botines con solo 26 años.
Mientras jugaba, también trabajaba en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (lo hizo hasta 2017, cuando ya era ayudante de Holan). Y luego de retirarse comenzó a estudiar en la Escuela Argentina de Negocios de Buenos Aires, donde se graduó como licenciado en Recursos Humanos el 1 de agosto de 2014. De todos modos, el bichito del fútbol seguía picándolo.
Unos meses después de dejar de jugar, se acercó a San Martín de Burzaco, que entonces militaba en la Primera D, para colaborar como asesor. En junio de 2011, luego de que el técnico Guillermo De Lucca (quien hoy es uno de sus asistentes) partiera hacia UAI Urquiza, se hizo cargo de ese rol. En su primera temporada al mando, el equipo terminó sexto y luego perdió en una de las semifinales del Reducido con Argentino de Quilmes. En la siguiente, finalizó tercero y volvió a caer en las semis del minitorneo por el segundo ascenso, esta vez con Ituzaingó.
A ello le siguieron un breve paso por Juventud Unida, entre septiembre y diciembre de 2014, y los años de trabajo con Holan, de quien se distanció tras la salida de Independiente, aunque en buenos términos. “Yo estoy muy agradecido con él y con Alejandro Kohan. Ellos me conocieron cuando yo dirigía a San Martín de Burzaco en la D. Las diferencias las tenían entre ellos. El día que le comunicaron a Ariel que no iba a continuar, él nos llamó para informarnos y no supe nada más”, rememoró en abril de 2020.
Después de esa separación, Stillitano se sumó al cuerpo técnico del santafesino Gustavo Quinteros, a quien acompañó primero en un breve y poco exitoso ciclo en Xolos de Tijuana, entre diciembre de 2019 y junio de 2020, y luego en un bastante más fructífero paso por Colo-Colo. En estos últimos dos años, el cuerpo técnico encabezado por el exentrenador de los seleccionados de Bolivia y Ecuador consiguió la Copa Chile 2021, la Supercopa de Chile 2022 y también la liga local hace dos meses.
Tras la victoria de la lista encabezada por Doman en los comicios de octubre y la decisión, un mes después, de interrumpir el vínculo de Julio César Falcioni, la nueva directiva apuntó justamente a Quinteros. Pero el DT tenía contrato con Colo-Colo hasta diciembre de 2023 y prefirió respetarlo, por lo que surgió como alternativa su ayudante. ¿Será lo mismo?
“Leandro Stillitano es ideal para un equipo grande como Independiente. Él tiene la personalidad para pararse frente a un grupo. Es muy trabajador, muy capaz y aprendió mucho en este tiempo. Nosotros perdemos un ayudante, pero estoy orgulloso de que vaya a Independiente”, lo elogió Quinteros. Ahora le toca a él demostrar que es cierto lo que dijo su mentor.