Para Ricardo Delgado, director de Analytica, “se deja margen para negociar en lo fiscal porque plantea un rojo de 3% para este año, el mismo que en 2021, pero me parece que la señal es avanzar en una negociación por ese lado. Hay datos de la Oficina del Presupuesto del Congreso de la Nación que muestran un gasto flexible a la baja superior al de hace años atrás. También me parece importante que las metas de acumulación de reservas de casi US$ 3.000 millones para este año y US$ 4.000 millones el próximo, no lucen imposibles de cumplir. Es un meta muy importante y no parece irrealizableNo veo para nada un acuerdo caído sino más bien un trabajo en progreso”.

Por su parte, para Gabriel Caamaño, economista de la consultora Ledesma, la presentación de ayer “resultó más de lo mismo. Plantear objetivos sin explicar de forma consistente como se logran. Parece todo un ejercicio de circularidad y voluntarismo. En segundo lugar, siguen repitiendo el mismo diagnóstico pre acuerdo con acreedores privados en 2020. El problema es lo que hay que pagar y no el nivel de gasto y déficit infinanciable de forma sostenible que tenemos. Tercero, explícita que no hay acuerdo con el Fondo en temas clave como el fiscal, y la búsqueda de apoyo político es para subir a la mayor cantidad de actores al mismo barco y encarar una negociación como fue con los bonistas en 2020 a lo chicken game”.

Según Martín Polo, economista estratega en jefe de Cohen, “me pareció que se mostró muy poco de cómo avanzan las negociaciones. Mucho voluntarismo y pocos números. Si el objetivo era buscar consenso con la política no me parece que hayamos avanzado. Esperemos que lo hagan más rápido ahora porque se vienen vencimientos muy fuertes para las reservas que hay, no sólo con el FMI sino también con la deuda reestructurada y otros organismos internacionales. Tenemos reservas netas por US$ 2.100 millones y ya en enero hay que pagar US$ 1.300 millones. El reloj empieza a correr más rápido y estamos igual que un año atrás. Plantear como objetivo llegar al equilibrio fiscal recién en 2027 parece muy alejado de lo que pueda pedir el FMI y más considerando que Argentina tiene un déficit fiscal inercial de 3% PBI y que no cuenta con financiamiento voluntario. Es decir, aun si el FMI lo aceptase, la presión por la emisión monetaria impediría bajar la inflación o nos obliga a vivir con una inflación persistentemente alta”.

Para Daniel Marx, de Quantum, “el Gobierno dijo ayer que es bueno acordar pero tratando de coordinar expectativas y eso dependerá mucho del grado de confianza que genere el programa”.

Finalmente, para Federico Furiase, de Anker Latinoamérica, “veo que será difícil un acuerdo en lo técnico en el corto plazo. No veo un programa que genere expectativas positivas, vamos a tener un periodo de idas y vueltas, y eso puede ser un riesgo para el escenario macroeconómico dado el nivel critico de reservas y brecha cambiaria”.

Y Marina Dal Poggetto, directora de EcoGo, dijo que “Guzman pateó el tablero en la negociación con el FMI. La foto con gobernadores apoyando abiertamente una propuesta que no cierra y que explícitamente el ministro afirma no tiene el aval del FMI, abre un nuevo frente de tormenta para estos meses”.

“Otra vez, al igual que con la deuda con privados y con el club de Paris, vamos a entrar en zona de tensiones que van a presionar la brecha cambiaria, la inflación y la escasez de dolares. El escenario pedaleando en el aire que venimos planteando desde el resultado de las Paso, luce cada vez mas probable”.

By Matias

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