Chelsea y Liverpool, dos de los mejores equipos del planeta, jugaron un partidazo en Stamford Bridge. Fue un frenético 2-2 que empezó con viento a favor para los Reds y que terminó con los Blues como dominadores. El empate no dejó contento a ninguno de los dos porque los aleja de la cima de la tabla de posiciones que ocupar el imbatible Manchester City de Pep Guardiola, que suma once victorias consecutivas luego del 2-1 del sábado sobre Arsenal.
Sadio Mané y Mohamed Salah, a los 9 y a los 26 minutos de la primera parte, le daban la ventaja a los pupilos del alemán Jürgen Klopp, quien se perdió el partido tras dar positivo de coronavirus al igual que Alisson Becker, Roberto Firmino y Matip. Ambas conquistas fueron para encuadrar, sobre todo el egipcio, en estado de gracia, que definió con maestría tras una bonita gambeta.
Parecía que la marea roja hacía tambalear al equipo de Thomas Tuchel, que dejó fuera de la convocatoria a Romelu Lukaku luego de una semana tumultuosa en la que pidió volver al Inter de Milán.
Sin embargo, el campeón defensor de la Champions League no extrañó al goleador belga y antes de que terminara la primera etapa, con una ráfaga que comenzó con un zapatazo infernal de Mateo Kovacic y una buena definición de Christian Pulisic, emparejó el marcador luego de poco más de 45 minutos de fútbol de alto vuelo.
No hubo goles en la segunda parte, pero el partido no perdió en emotividad. De un área a otra, con muy buenas intervenciones de Edouard Mendy y Caoimhin Kelleher, los guardianes de los dos arcos, ambos equipos buscaron sin suerte inclinar la balanza para alguno de sus lados sin demasiada fortuna. Faltó puntería. Nada más.
Con este resultado, el City de Pep Guardiola manda en la Premier League con 53 unidades, diez puntos más que Chelsea y once por encima de Liverpool.