El puño apretado sobre el final de Fernando Gago es más que merecido. Racing terminó ganando ante Atlético Tucumán un encuentro que lo justifica por lo expuesto en la segunda mitad. Porque fue el que más lastimó; porque marcó la diferencia desde la inteligencia de Matías Rojas y por la puntada de Javier Correa. Esta victoria hace creer que hay vida en Avellaneda para seguir soñando con jugar la Copa Sudamericana, algo que le piden sus hinchas al nuevo DT.
Y se puede. Porque en Racing se vieron las nuevas ideas de su técnico. Por eso metió una línea de tres defensores y un tridente en ataque con López, Correa y Copetti para conseguir el primer triunfo en su era “académica”, y lo logró con una victoria un poco apretada ante Atlético, pero suficiente para que respire un poco más tranquilo el entrenador. Quizás este 2 a 0 sobre el Decano sea -porqué no- el inicio de algo nuevo.
No la tuvo fácil en un principio Racing. Los primeros 45 minutos fueron demasiado aburridos. No hubo ningún jugador que rompiera la lógica, alguien que pusiera un pase gol, uno que generara ilusión, que rompiera el molde, que merezca un aplauso. Ni los de Avellaneda ni los tucumanos hicieron méritos suficientes como para conseguir abrir el marcador.
Racing buscó demasiado ensanchar la cancha y tirar el centro con rosca al área. A la visita, de principio a fin, se la vio floja. Pero lo mismo le sucedió a su rival. Un Atlético desdibujado, ante su gente, sin que su técnico, Pablo Guiñazú, pueda acomodar las piezas que le dejó Omar De Felippe. Pocas chances para ambos, muchas equivocaciones y juego brusco fue lo que más se pudo apreciar en el José Fierro durante la primera mitad.
Es más, para que llegue la primera situación se tuvo que llegar hasta el minuto 36′ con Junior Benítez que abrió a la derecha para el Bebe Acosta, que remató de derecha, pero su disparo se fue ancho. Antes, Racing había avisado con algunos centros, pero nada destacado. Tuvo su chance Rojas desde el punto penal y contuvo bien Lucchetti. Una más vendría después para el Decano, pero nada de peligro. Y así, sin llegadas claras ni jugadas elaboradas de parte de ninguno de los equipos, culminó la primera mitad.
Tan para el olvido fue, que el vértigo que imprimieron por momentos tanto Racing como Atlético hizo el juego friccionado y por eso abundaron las amarillas. Entretiempo, charla y apenas arrancó el complemento la Academia procuró asumir la iniciativa, salir jugando con pelota dominada desde el fondo y manejar la pelota. Lo hizo. Y las señales positivas llegaron en una ráfaga.
Primero, Enzo Copetti llegó hasta el fondo, mandó centro al área y conectó a Eugenio Mena, pero una serie de rebotes le dejó la pelota servida a Correa, que giró y puso el 1-0. A los pocos minutos, Matías Rojas desbordó y mandó centro, pero la pelota se le metió a Lucchetti por el segundo palo para poner el 2-0.
La tranquilidad llegaba en la Academia. Fue un baldazo para Atlético, que con esta nueva derrota continúa abajo y sin poder sumar. Pero la ley es fácil: si el equipo no juega, no mete y no corre más que sus rivales, el triunfo seguirá sin aparecer. Pareciera que a los jugadores del Decano les diera lo mismo un empate que una victoria, llamativo sin duda para este conjunto que hasta no hace mucho fue sensación en el fútbol argentino.
Del otro lado, a la Academia se le empiezan a acomodar sus ideas y a escalar en la tabla, que es lo que importa. Este triunfo, el primero de Gago como entrenador, sirve y mucho para mantener sus chances continentales. Se puede, si quiere.