Boca Juniors alcanzó la noche del miércoles los cuartos de final de la Copa Libertadores, instancia en la que enfrentará a Racing Club, al cabo de un partido que sufrió en demasía, primero en el juego y después porque perdió por 1 a 0, el mismo resultado con el que había ganado en la ida en Porto Alegre ante Inter, y que por ello lo derivó a la definición por tiros penales que se terminó adjudicando por 5 a 4.
El encuentro ya empezó con malos augurios para Boca, porque apenas al minuto ya hubo un tiro en el travesaño de los brasileños que hacían presentir una noche difícil para los “xeneizes”.
Es que Internacional, sin mucho que perder después de la derrota por 1 a 0 en la ida, no tenía otra opción que marcar un gol como primera medida para conservar las posibilidades de acceder a los cuartos de final del certamen.
Y en busca de eso salió el conjunto de Porto Alegre, imbuido de una carga emocional muy fuerte, al punto que al minuto no más fue amonestado Moisés y apenas cinco después ocurrió lo mismo con Andrés D’alessandro, de corazón riverplatense pero que era suplente en este juego.
Esa búsqueda de los “gaúchos” transitó por caminos irregulares, ya que las llegadas sobre la valla boquense no abundaron, pero tampoco sufrieron porque a Boca le costó mucho hacerse de la pelota para generar acciones importantes en cercanías del área visitante.
La paridad con el marcador cerrado parecía entrar entonces en un área de confort para Boca y por lógica contrapartida, de urgencias para su adversario.
Pero apenas comenzado el segundo tiempo una fatalidad iba a complicar esa seguridad que contenía a los dirigidos por Miguel Ángel Russo, y que provenía justamente no solo de la victoria de la semana pasada, sino también del rendimiento que le cupo al equipo entonces.
El lateral izquierdo Frank Fabra se cerró sobre el área chica para realizar una cobertura a espaldas de Carlos Izquierdoz, luego de un centro rasante desde la izquierda tras una marcación deficiente del otro marcador de punta, Julio Buffarini, y en última instancia terminó empujando el balón a la red.
Sorpresa en la muda Bombonera, que así hubiese quedado en caso de haberse permitido la presencia de público, por un Boca que por primera vez no empezaba ganando un partido en el certamen.
La reacción de Russo tardó algunos minutos y el primero que pagó los platos rotos por esa acción fue Bufarini, que entre paréntesis no renovó su contrato que se vence en junio próximo y puede entrar en conflicto con la institución el año, próximo, en un caso muy similar al de Guillermo “Pol” Fernández.
Boca igual tenía la chance de los tiros penales, pero no quiso correr ni ese riesgo ni el de una nueva conquista de Inter, por lo que atacó sin desordenarse, buscando esa igualdad salvadora.
Y los que se cargaron el equipo al hombro en pos de ese objetivo fueron Carlos Tevez y Edwin Cardona, sucediéndose en la gestación de jugadas ofensivas que ya no contaban con la amplitud por ambos costados, porque Sebastián Villa también había salido junto a Buffarini después de un pobre primer tiempo.
Por eso esta salida y una también floja performance de Eduardo Salvio por el,otro costado, fueron desalojando a Boca de reales chances de emparejar el marcador, más allá de las buenas intenciones del “Apache” y el colombiano.
Y como su medio campo tampoco tuvo equilibrio, la recta final del partido encontró a Boca mal parado a partir de los flojos desempeños de Jorman Campuzano y Nicolás Capaldo, y una prueba final de esa impotencia la observó el ingresado Agustín Obando con una falta descalificadora que motivó la expulsión de parte del árbitro chileno Roberto Tobar, que debió recurrir al VAR para ello, luego de solamente amonestarlo en primera instancia.
Acto seguido sobrevino el final del encuentro y los consecuentes tiros penales, que pusieron a ambos equipos ante una definición que no se imaginaba siete días atrás, cuando Inter, afectado su plantel por varios casos de coronavirus, pareció estar a expensas del “xeneize” luego de caer en la ida de Porto Alegre.
Y en esa definición Boca arrancó con mal pie porque al segundo disparo el de Cardona fue contenido por el arquero Marcelo Lomba, pero después Rodrigo Lindoso y Peglow lanzaron los suyos, el tercero y el sexto respectivamente, por encima del travesaño, y entonces Boca se convirtió en el rival de otro argentino, Racing Club, para los cuartos de final que comenzarán en Avellaneda el miércoles 16 de la semana próxima.